Comentario
En los primeros meses de 1944, buena parte de los alemanes estaban convencidos de que el III Reich había perdido la guerra. En el cuartel general del Führer, sin embargo, se seguía pensando que los reveses de 1943 y los que se iniciaban con 1944 aún tenían solución. Las nuevas armas, las famosas "armas secretas", darían una nueva fuerza al ejército alemán y los aliados serían barridos... Las prodigiosas armas no llegaron jamás y poco más tarde de un año los rusos estarían en Berlín. Hitler tuvo en sus manos una maravillosa arma secreta que no supo emplear; los planes aliados para invadir la costa atlántica de Francia, operación "Overlord", proporcionados por un espía turco, Cicerón.
"Mi nombre es Elyesa Bazna. Nací el 28 de julio de 1904 en Prístina. En aquel tiempo, Prístina era aún parte del imperio Otomano. Mi padre, Hafiz Yasar, fue maestro de la religión musulmana. En la época de la guerra de los Balcanes, cuando los turcos fueron expulsados de Albania y Macedonia, mi familia emigró a Constantinopla, vía Salónica..." (14)
Elyesa Bazna escribía estas líneas al presentarse, en busca de trabajo, en la Embajada británica en Ankara. Hasta entonces, se había limitado a ser la oveja negra de una respetable familia. Gamberro, rebelde, maleante y provocador impenitente fue encarcelado por los franceses durante la ocupación anglo-francesa de Turquía, después de la I Guerra Mundial. En Marsella aprendió el francés y el oficio de cerrajero. Regresó a Turquía y trabajo como bombero, después fracasó como taxista y ... "así me convertí en lo que se convierte el que nunca ha aprendido un oficio y no tiene nada tras de sí, excepto su ingenio... en un kavass, que en turco es una persona que sirve a un extranjero... Serví como kavass al embajador Jankovic, al coronel Class, de la embajada USA, a herr Jenke, consejero de la embajada alemana..."
Fue expulsado por Jenke, por sospechar que Bazna espiaba su correspondencia. Era verdad. Bazna había fotografiado documentos de escasa importancia, aunque con la pueril intención de demostrarse que aún poseía el valor inconsciente de sus tiempos jóvenes. Bazna, pues, se encontraba convertido en un kavass, sin trabajo y con 38 años .
"...Estuve haciendo un balance de mi vida y los resultados no podían ser más deprimentes. Pero quizás si no me hubiera hundido tanto, mi papel en la vida no habría cambiado nunca. Porque, repentinamente, en medio de esa tenebrosidad, surgió una idea electrizante... ¿Por qué sospecharon de mi los alemanes? Porque Ankara era suelo neutral, donde los representantes hostiles vivían en estrecha proximidad, manteniéndose unos a otros bajo observación continua y poniendo a sus agentes sobre la pista de los otros. ¿Por qué no establecerme como espía... En el periódico vi un anuncio que decía: Se necesita chófer para el primer secretario de la embajada británica."